Edificios de confinamiento, esenciales en la seguridad industrial
Protegen a la plantilla ante los riesgos más críticos

Los edificios de confinamiento se han consolidado como elementos básicos en la protección del personal frente a incidentes industriales graves, como incendios, explosiones o dispersiones tóxicas. Se trata de espacios especialmente diseñados para ofrecer un refugio seguro en caso de accidente, minimizando la exposición de las personas a sustancias peligrosas o a los efectos de fenómenos físicos de gran impacto.
En los últimos años, la conciencia sobre la importancia de estos edificios ha aumentado notablemente. Accidentes industriales recientes han demostrado que un espacio sin un diseño estructural apropiado resulta insuficiente, lo que ha impulsado un cambio en la percepción del confinamiento. Hoy la filosofía de seguridad está mucho más integrada en la cultura empresarial. Como explica Emilio Domenech, director de Proyectos de Tema, “hoy el empresariado comprende que la seguridad debe integrarse de manera proactiva en el diseño y planificación de sus instalaciones”.
El enfoque actual en el diseño de edificios de confinamiento tiene en cuenta no solo los efectos físicos de posibles accidentes, sino también la probabilidad de que estos ocurran. Este doble análisis permite diseñar infraestructuras adaptadas a cada realidad industrial, más eficaces y basadas en un análisis costo-beneficio.
Planificación basada en el riesgo y normativa SEVESO
En las industrias reguladas por la Directiva SEVESO, tanto de nivel inferior como superior, y de acuerdo con las directrices de Autoprotección deben incorporar una planificación y estrategias específicas de confinamiento que garanticen la seguridad del personal.
Una planificación adecuada implica identificar los escenarios de riesgo más relevantes, valorar sus posibles consecuencias y determinar si los edificios existentes cumplen con los requisitos necesarios para soportar los efectos físicos derivados de dichos escenarios.
Sin embargo, la clave no está únicamente en cumplir con la normativa, sino en asegurar la eficacia real de los espacios frente a los riesgos identificados. Entre las medidas habituales que deben adoptarse se incluyen la presurización interior para impedir la entrada de gases tóxicos, los sistemas de ventilación con aire filtrado, cierres estancos en puertas y ventanas y el refuerzo estructural del propio edificio.
Aunque la Directiva SEVESO establece un marco general, cada empresa debe adaptar sus infraestructuras a las características concretas de los procesos y sustancias con las que trabaja.
Adaptación, tecnología y formación
Tal y como apunta Domenech, se encuentran muchos casos de edificios de confinamiento que requieren refuerzos, adaptaciones o incluso reubicaciones. Gracias a las simulaciones y a los análisis cuantitativos de riesgos de edificios (BRA en inglés), es posible evaluar con precisión su capacidad real de protección y definir qué mejoras estructurales o funcionales son necesarias.
Pero disponer de un edificio seguro no es suficiente: la eficacia del confinamiento depende también de la formación continua de la plantilla y de la realización periódica de simulacros, que aseguren una respuesta rápida y coordinada en caso de emergencia.
Confinamiento: un componente estratégico de la seguridad industrial
En su acompañamiento a las organizaciones, Tema ayuda a identificar riesgos, reforzar las instalaciones y proteger al personal, integrando la seguridad como un elemento estratégico y no solo como un requisito legal.
Sea cual sea el sector, los edificios de confinamiento son hoy un pilar clave dentro de la estrategia global de seguridad industrial y un factor decisivo para garantizar la resiliencia de las empresas ante incidentes graves.